Soneto 124. COMETAS DE LINO
El hilo que sostuvo a las cometas
aún guarda ese secreto vespertino
que trajo agravios sin desatino
y me impregnó de aventuras escuetas.
Las ávidas ráfagas de aire - inquietas -
soplan, raudas, sin rumbo ni destino,
acompasadas en velas de lino
que no se rompen, pues son siempre prietas.
Todo en él es gusto de primer plato:
<< su boca, su mirada incandescente,
- destreza, descaro, música y trato -,
su risa, su incansable arrebato,
su amistad de peligro inminente
y su verdad de corazón sensato >>.
No hay comentarios:
Publicar un comentario