Soneto 104. Nuestra cita
El aire, que oxígeno fagocita,
atruena en los pulmones nauseabundos
y huye de la atmósfera - de otros mundos -
porque no quiere faltar a tu cita.
La gota, que colma la estalactita,
resbala en los rincones moribundos
y huye a la estratosfera - de otros mundos -
porque no es agua que se precipita.
Ya, de razones, estoy saturado.
¡Tú sabes que eres el mejor consuelo
y el que alivia mi pecho enrevesado!.
Ya, de silencios, estoy abrumado.
¡Tú sabes que eres trocito de cielo
y el amor con el que tanto he soñado!.
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