Soneto 100. PRIMAVERA DESNUDA
En un lance de primavera desnuda
llegan vibrantes momentos festivos
y, entre las noches de árboles esquivos,
se apresuran noches presas de duda.
Una rama cruje y se queda muda.
Llegan brillantes fenómenos vivos
y, entre penumbras, se quedan cautivos,
al arrumaco y amor que los escuda.
El viento canta y ruge como zumba,
desata un huracán de violencia
y no sabe cuántos árboles tumba.
Despierta otra rama, casi tarumba,
reflexiva, sin perder la conciencia,
y con ganas de bailar una rumba.
No hay comentarios:
Publicar un comentario