Soneto 98. RÍO ATERIDO
Hoy me encontré con un río aterido,
muerto de miedo, de pánico y frío;
un río estancado en escalofrío
muerto en peces y, de ciénaga, herido.
Con la quietud de su corriente ha ido
mustio en el llano y, de acceso, impío;
un río escudriñado en desafío,
muerto en agua y, en el agua, abatido.
Cuando llegue el día, - mi último verso -,
mis cenizas vendrán a este remanso
y el río tomará un sentido inverso.
Seré río limpio de este universo.
Mi "ya no vida" me dará descanso
y, en vivas aguas, me quedaré inmerso.
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