Mix Flamenquito

martes, 18 de julio de 2017

Soneto 1. "Código de acceso".





Soneto 1. CÓDIGO DE ACCESO
(A mi inolvidable amigo y hermano Luis Enrique Cadena Sánchez)

Si vuelves al umbral de mi avenida,
tendré abierto mi código de acceso
y en el alma aguardaré tu regreso
si te quedas para toda la vida.

En la rémora de amor, sin medida,
hay que poner fin al largo receso
que no entiende cuál será este proceso
mientras no halle una vida compartida.

En la cápsula de filosofía,
el AMOR, si lo es, existe de verdad
y es cultura de la filantropía.

Dos almas que eyaculan compañía
son el orgasmo de pura libertad
que alojan a nuestro amor cada día.

sábado, 8 de julio de 2017

Soneto 2. Indeciso.



Soneto 2. INDECISO

Esta belleza brava se examina
en los ojos de quien mira indeciso
y en la mente de quien tanto te quiso
sin ser nunca objeto de tu retina.

Simetría perfecta de piel fina
en frunce de ceño arrugado y liso
que sabe de amor todo lo preciso
y te nutre el alma de queratina.

Soy un perfecto idiota y te persigo
en un manantial de sueño confuso
sin perder la esperanza de estar vivo.

Me conoces bien y eres el testigo
de una vida que en tu vida me puso
y que en tus ojos me mantiene vivo.

Soneto 3. Luis Enrique, uno de esos niños.


Soneto 3. LUIS ENRIQUE, UNO DE ESOS NIÑOS

Desde niño he sentido diferente
y estuve en el equipo de los niños
que buscaban amor en otros niños,
aunque no fue fácil hacerle frente.

La valentía hizo fuerte a mi mente
cuando topé con otro de esos niños
que buscaba el amor en otros niños
y me enamoré,... afortunadamente.

Mi mejor amigo ha sido en la vida.

Pero un día se marchó, sin embargo,
dejándome solo con esa herida.
Me quedé con su recuerdo y le espero.
Pero, "habría de ocurrir un milagro"
o "tendríamos que nacer de nuevo".

Soneto 4. Alma Gemela.


Soneto 4. ALMA GEMELA

En cada vuelo, en Sevilla, una cita
es un aeropuerto supletorio.
Tu equipaje es un festín aleatorio
que me trae libertad infinita.

Tus besos, que ya nadie me los quita,
se colman de paz en mi territorio
en un sueño de amor contradictorio
que pide boda y por tu boda grita.

¡Vuelve amigo!. ¡Vuelve pronto a mi lado!.
Si un día vuelves a vivir conmigo,
nuestro amor ya no quedará eclipsado.

Eres albergue de mi amor osado
y el alma gemela que me dio abrigo.
¡Estoy profundamente enamorado!.

Soneto 5. El pulsómetro de adonis.




Soneto 5. EL PULSÓMETRO DE ADONIS

El pulsómetro de adonis me aleja
de la ciudad sitiada en mi presente.
Esa mirada, sublime y excelente,
se ha perdido en el fruncir de una ceja.

El imaginario de una pareja
es un reducto de flujo caliente
y en cada poro de la piel se siente
una eclosión de amor que amor coteja.

En las sábanas se dejan latentes
los impulsos de algún que otro oráculo
con matraces y alambiques ardientes.

En la pasión de grandes confidentes
sólo hay sitio para un habitáculo,
... porque otras cosas... se quedan ausentes.

Soneto 6. Belleza sin más adjetivo.


Soneto 6. BELLEZA SIN MÁS ADJETIVO

Las olas parecen metacrilatos
- en un periplo de ritos sagrados -
que penden de un rayo, en hilos colgados.

Ajeno a las huellas de mis zapatos,
- en la burbuja de peces sensatos -,
el sol se pone en los silos salados
que están hundidos en mitos alados,
despojados de los mares ingratos.

¡No te hundas en el asfalto sin motivo
ni dudes de la muerte inverosímil
en la puesta de un sol que estaba vivo!.

Me siento poseso y soy posesivo
de un acto de amor, que no es ningún símil, 
y que es belleza - sin más adjetivo -.

Soneto 7. Cuando cae la rosa.


Soneto 7. CUANDO CAE LA ROSA

Cuando cae la rosa, no hay apósito
que ya pueda resucitar su vuelo.
Las hojas yertas de su propio duelo
son quejidos en un grito tácito.

El color de la flora arde súbito
en un rosal que está sujeto al suelo
y en cada espina se oye el desconsuelo
de otras rosas con matiz decrépito.

En cada jardín crece la maleza
que estalla como jabonosa pompa
sobre ramas de árboles sin corteza.

Una rosa cede a otra su belleza
para que la armonía no se rompa
y para amarnos más con más certeza.

Soneto 8. El ciclo de la vida.


Soneto 8. EL CICLO DE LA VIDA

Un periplo sin retorno es la vida.
La infancia, que es herética y errática,
que es caótica y, a la vez, empática,
nos deja huellas de inocencia perdida.

La adolescencia, en hormonas tullida,
edén de alma pictórica y erótica.
¡Oh, juventud erudita y hedónica,
que es un regalo de la vida en vida!.

Madurez y senectud que emborracha
de experiencia al alma y rejuvenece
en placeres de volcán y lava.

El ciclo de la vida se despacha
en el solsticio de un sol - que se crece -
y es la música que nunca se acaba.

Soneto 9. Espiral del alma.



Soneto 9. ESPIRAL DEL ALMA

No es verdad que el tiempo todo lo cura,
pues no hay punto y final para olvidarte
y en la espiral del alma quiero amarte
porque a nadie le importa mi cordura.

Bailo en la turbina de la hermosura,
al filo imposible por abrazarte.
Cada mañana quiero despertarte
sobre mi pecho de amor y dulzura.

Sobre esta llanura calcinada
queda afirmar que esto no es un sofisma
al saber que fui tu amor más sincero.

El tiempo y la distancia no son nada
si unimos nuestras almas en un prisma,
porque... tú me quieres... y yo... te quiero.

Soneto 10. Gelatina.


Soneto 10. GELATINA
- Dedicado especialmente a mi buenísima amiga Mariló Aguilar Paniagua -
(También para Guille y Vicente, por sendas trayectorias de visibilidad LGTBI+
 desde Triángulo y Noveccento respectivamente)

Del balancín del lago, y no son mudas,
se oyen las carcajadas de dos amigas
que se rozan con cosquillas de hormigas.

El amor de chicas, sin manos rudas,
es un turbante de voces agudas
que ahuyenta del picor a las ortigas
y un desaliñado valle de espigas,
que es eco y eco de lesbianas desnudas.

Senos y ovarios pulcros, de zafiros, 
se acreditan de pomposa estrella
que brilla en cada beso más querido.

Cuerpos con-tacto (periplo de suspiros).
Gelatina de ellas, con otras ellas,
que son amor de un amor consentido.

Soneto 11. Igual que te he esperado cada día.



Soneto 11. IGUAL QUE TE HE ESPERADO CADA DÍA

Hay desenfreno en esos arrabales
que suscitan cultura anquilosada
y frío de hipotermia consternada
en tierra dura o grandes peñascales.

De madrugada, cuando entras o sales, 
mi cardiopatía está dilatada 
y bebo sed de amor exasperada
en todos los ríos y sus caudales.

Si al fin se degrada mi ideología 
podrás usarme como precedente 
con tu boca llena de rebeldía.

Cuando muera y esté sin morfología, 
podré esperarte como antecedente 
igual que te he esperado cada día.

Soneto 12. Los que pisamos tierra firme.




Soneto 12. LOS QUE PISAMOS TIERRA FIRME

El agua se vierte por la vaguada
de los ríos infames que van al mar.
El agua oscila luego en su pleamar
por entre olas exentas de estacada.

En la furia del agua desterrada
hay un reflujo de jarcha en bajamar.
Velero que no conoce el alta-mar
ni es barco, barca, velero, ... ni es nada.

Aquí, en la orilla, estamos los cobardes,
los que siempre pisamos tierra firme
en puestas de sol de todas las tardes.

Si consigo tener valor para irme
a los confines de este mar de alardes,
ni se te ocurra pensar en seguirme.

Soneto 13. Me han talado el alma.


Soneto 13. ME HAN TALADO EL ALMA

Me han talado el perfil del alma en vida
igual que a un árbol sin más primaveras
y el dolor se hizo dolor de hogueras
en llama y fuego que arde sin medida.

En un bosque de soledad perdida
he perdido a la luz en las cegueras
de una arboleda de enredaderas
que no conduce a ninguna salida.

El amor, que alucina - alucinante -,
no admite un trato tan irreverente
ni una tala de alma tan disonante.

En esta lucha resulta acuciante
alzar las ramas de forma inminente
y estar de nuevo en brazos de mi amante.

Soneto 14. Néctar de lágrimas.


Soneto 14. NÉCTAR DE LÁGRIMAS

¿Quién me ha pintado en esta blanca cara
un néctar de lágrimas sin aplomo
y un desconsuelo triste en cada pomo
que a cada pupila sin luz separa?.

Cada lustro de abandono se para
en un corazón que no tiene asomo
y, en mi propio dolor, yo mismo me como
el estruendo que ya nada depara.

En esta suerte de vida tarada,
hay una guerra de móviles sordos
que nunca me han devuelto la llamada.

En un trance de mi salud cansada,
vomito el frío de todos los fiordos
y me resisto al sol de tu mirada.

Soneto 15. Paseo por la playa.


Soneto 15. PASEO POR LA PLAYA

Paseo por la playa. La arena quema.
Agito el agua de mar con los dedos
y así los pies se me alivian del fuego.

¿Calor de playa?. ¿Frío y mar?. Dilema.

Navego en mis sueños. Mi mente rema.
Pienso en la vida y en todos sus enredos
y así expulso a mi mente de este juego.

¿Mente?. ¿Pelos en la frente?. Diadema.

Las nereidas del mar pican sedales
y me dejan tarumba la cabeza.
Los tritones duermen en sus varales
y mi boca con sus sueños bosteza.

Paseo por la playa, - blancas sales -,
y las olas se llevan mi tristeza.

Soneto 16. Ruinas del embarcadero.


Soneto 16. RUINAS DEL EMBARCADERO

Sobre las ruinas de un embarcadero
emerge el epicentro de una ruta
que en el cielo y en el agua se permuta
con la purpúrea frialdad de acero.

En el lagar queda un vino casero
destilado en la aletargada gruta
de estibadores, de exótica fruta,
que cargan y descargan su trastero.

A veces es duro admitir que quiero 
seguir escribiendo en esta minuta
donde tengo la foto de tu trasero.

No pienses que soy bruto, - ni grosero -.

La piel de cada estacada muere y muta
en las astillas del abrevadero.

Soneto 17. Describiendo el mar.



Soneto 17. DESCRIBIENDO EL MAR

<< Describiendo el mar,... ¡cuenta atrás! ... >>. ¡Guitarra!.
Si tañes las cuerdas de mi garganta,
el sonido de los males se espanta
en la historia que, sin lector, se narra.

Y, en el cielo, un buitre muestra su garra
despedazando a mi voz, cuando canta,
bajo el penacho de su furia santa
que a mi soledad con dolor desgarra.

Camino en las baldosas cuarteadas
bajo un simulacro de fuego y notas
que ejercitan mis dedos con destreza.

Sonidos en cuerdas evaporadas
que no tienen horizontes ni cotas
y son las luces de un amor que empieza.


José Mateo Angulo García


Soneto 18. "Arcoíris y viceversa".


Soneto 18. ARCOÍRIS Y VICEVERSA

Génesis de colores vivos y paz
del sistema inmunitario que se iza
en la gran bandera que se desliza
por el cielo que de todo lo es capaz.

Rojo apasionado, naranja voraz,
amarillo impetuoso, verde tiza,
cian de tules, azul que se desliza
y violeta que se fuga de Alcatraz.

En un responso laico se dispersa
la tundra de tu mirada tangible
donde el amor con el odio conversa.

Bajo el pubis nada se tergiversa
y el fruto es maduro y es irresistible
para que tú comas,... o viceversa.