Soneto 112. FUEGO MELANCÓLICO
Si no te hubieras ido hasta la cumbre,
no entendería a este trigo erótico
- roto de arcilla y pan anacrónico -
que me seduce con incertidumbre.
Si no te hubieras quemado en la lumbre,
no extrañaría a este sol bucólico
- preso de ira y fuego melancólico -
que me aleja de amarte por costumbre.
Ya tu silueta se pierde en la ortiga
y el tiempo toma su asiento de mimbre
para no impedir que tu amor me siga.
Resurja tu piel que a mi piel persiga
y que tu humedal se duerma en el cimbre
de un manantial de verdor y espiga.
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