Soneto 30. EL PIANO DE LA PERIFERIA
Hay un piano, que suena en la periferia,
que retumba y detona en las paredes,
con música de sueños y placeres
que disipa el dolor y la miseria.
El pentagrama cura la difteria
de un amor que se muere por las redes
y una amistad nueva, que surge y quieres,
huye de la hipocresía y es más seria.
¡Ay, renacer de vida que renaces!.
¡En este presente del aire fresco
sabes el bien que a mi corazón le haces!.
¡Ay, melodía que en mí siempre naces!.
¡En un diluvio de notas te pesco
y en un tocar de manos me complaces!.
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