Soneto 108. LUZ TAMIZADA
Anestesiado en la luz tamizada,
con siete colores yo te acaricio.
Corremos - juntos - hasta el precipicio
que ilumina tu tez acorazada.
Entre el sol - y la lluvia entremezclada -,
el amor es álgido en su desquicio
y ocupa la piel en cada resquicio
de nuestra pasión, ya descontrolada.
Cuando, al fin, se va el brote psicótico
huyendo del calor de los sedantes,
las ansias de amar más se intensifican.
Los síntomas de un cuadro neurótico
van mermando en brazos de unos amantes
que, a falta de amor, más amor se aplican.
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