Soneto 43. FALSA NOMENCLATURA
Préstame tus manos para taponar
la sangre que se corre por mi herida.
Manos que acarician, que quitan vida,
que vienen con miedo antes de razonar.
Préstame tus locuras que han de sonar
como balística final perdida.
¡Pero no me prestes tu alma malnacida
ni digas por dónde debo abandonar!.
En este mestizaje ideológico
se aproximan momentos de ruptura
en un vector complejo antagónico.
La Historia no concluye con textura
y en el hito de un final exótico,
se absorbe con falsa nomenclatura.
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