Soneto 64. SUEÑO, VUELO Y VIVO
Gracias por haberme dado esos besos,
porque de nuevo sueño, vuelo y vivo
y otra vez me acreditas, con motivo,
para perderme en tu amor con excesos.
Gracias por esta amistad sin recesos,
por esa intacta sonrisa de olivo
que me permite volar libre y altivo
en la inmensidad de lúcidos sesos.
En este vuelo de súbita calma
quiero que caminemos siempre juntos
y que se enriquezca mi alma con tu alma.
Te doy las gracias por miles de asuntos
y te voy a querer, midiendo en salma,
lejos de insignias y amores presuntos.
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