Soneto 96. SECRETO DE SUMARIO
En mi armoniosa horma de aventura
desfila el hechizo con el que esgrimo
a tu dulce boca, y que tanto mimo.
- Pongo rumbo al rumbo sin atadura -.
Tu tenue mirada, sin conjetura,
es calima que limpia todo limo.
Nunca en besos (ni abrazos) escatimo
y te profeso mi eterna ternura.
Mi alma, - para tu alma -, es balneario
y creciente amor de amor sin templo.
¡No pongas fin a este corolario!.
El tiempo desplaza al calendario
y enjuga las horas que te contemplo.
¡Tú eres mi secreto de sumario!.
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