Mix Flamenquito

lunes, 26 de junio de 2017

Soneto 19. Marisma y varea, ¡nanita, ea!.



Soneto 19. MARISMA Y VAREA, ¡NANITA EA!.
( A mis sobrinos más peques Gonzalo, Lola y Ana)

iA la nana, nanita,... nanita ea!.
¡Que las mieses del alba están cantando
y hay soniquetes de niños tocando
con guitarras de marisma y varea!.

¡A la nana, nanita,... nanita ea!.
Mi niño Gonzalo va conversando,
mi niña Lola disfruta bailando
y Ana, mi niña,... - que no lloriquea -.

¡A la nana, nanita,... nanita ea!.
Que el alma del día brota y florece
igual que alegre mazorca de anea,
como dulce agua que se regodea,...
reflejo de río que resplandece
desde lo más alto de mi azotea.

Soneto 20. A hurtadillas.



Soneto 20. A HURTADILLAS

La brújula del sol se mece inquieta
y la gaviota desgarra su plumaje
alentada en el vuelo de otro viaje
a un cielo que, entre las nubes, se agrieta.

En un golpetazo de olas se aprieta
la arena de la playa - sin encaje -
y en la tumbona de aire - sin ultraje -
descansa la mar con el agua quieta.

El viento sopla tímido - a hurtadillas -
y viste de color de sol-pomelo
como hace siempre en todas las orillas.

Las aguas frías, que atemperan hielo,
te han visto mojarte hasta las rodillas
y por tu cuerpo se mueren de anhelo.

Soneto 21. Abrupto colchón de las olas.


Soneto 21. ABRUPTO COLCHÓN DE LAS OLAS

En el abrupto colchón de las olas
alguien leyó a Juan Salvador Gaviota
y el alevín de la inocencia rota
es un mar con rumor de caracolas.

El viento seduce aires de amapolas
y el sol en el horizonte se acota
mientras un tallo de amor dulce brota
uniendo a dos almas que estaban solas.

Impulsos de gaviotas y misterio,
atardecer flagrante, son y alegría.
Pardo color de nubes y plumajes.

Una hora se adelanta en el imperio
de una desconsolada mar bravía
que gesticula con olas salvajes.

Soneto 22. Amor de invernadero.



Soneto 22. AMOR DE INVERNADERO

Leve es el deseo de tu mirada
cuando tú por mis sueños resplandeces.
Dices que de todo y nada careces
cuando anhelo tu pelo en mi almohada
y aseguras, con voz dulce y pausada,
un despertar repentino. Pareces
haber alertado a todos los peces 
que dormitan en la acequia dorada
de mi acuario. En este desvío
de mi atención, te he visto primero
y, al besarte, comenzó el desafío
en la cornisa de mi invernadero.

¡Lástima de tantos días de frío
sin decirte lo mucho que te quiero!.

Soneto 23. Amor que me irradia.



Soneto 23. AMOR QUE ME IRRADIA

Amor que me irradia, confabulado;
cariño de medusas y rumores
en las fuentes presas de surtidores
que nunca se quedaron a mi lado.

En la muerte del adiós, desquiciado,
quedan los recuerdos de otros amores
que son eternidad de corazones
y prebendas de lo mejor amado.

Una luz reconquista tu belleza
y es el opio de este desconsuelo
que te atrapa en mi frágil cabeza.

Ya no alcanzo a coger de nuevo el vuelo
y es la nada lo que otra vez empieza
cuando me dejas tirado en el suelo.

Soneto 24. Ave fénix.



Soneto 24. AVE FÉNIX

En este verso, con que te describo,
hay un resurgir de ave fénix nuevo
donde te doy mi acervo y te apruebo
por ser la única fe que hay en mi libro.

En la página en que el capítulo escribo
te duchas en palabras cuando lluevo
dando razón a lo que siempre apruebo
por ser tu amor con el que vivo y vibro.

Leerte es germen de sabiduría.

Compones y descompones relatos
emancipados de la cobardía.

Todo queda escrito con melodía... .

Tus palabras son tu gestos innatos
y con ellas me invado de alegría.

Soneto 25. Café torrefacto.



Soneto 25. CAFÉ TORREFACTO

Como esencia de café torrefacto,
en pequeños sorbos de la esperanza,
con un amargor de triste venganza,
me has dejado en el olvido ipso facto.

Tras la escena y el primer entreacto,
el olvido con olvido se alcanza
y en medio del trajín, con la mudanza,
el corazón también olvida el pacto.

Negros cafetales de aromas varios
son acervo cultural de la tierra
y huelen a semillas con encanto.

En la tarde de los aniversarios
tu amor, amor, en mis flores se encierra
y tú eres musa con quien bailo y canto.

Soneto 26. Cantos de sirena.


Soneto 26. CANTOS DE SIRENA

Cuando el ocaso se esconda en la tarde
y no llegues a comprender siquiera
que fuiste fidelidad pasajera.
Cuando estés triste, y opaco, y cobarde.
Cuando no tengas armas, sino alarde.
Cuando tus ramas, en la primavera,
caigan sobre el suelo y seas cualquiera.
Cuando el firmamento, en otra tarde,
te deje llorar lágrimas sin pena.
Cuando el viento resbale en tus hojas
y olvides que tu alma ya no suena.
Cuando camines por la mar serena
y sea yo el camino que escojas,...
... entonces se oirán cantos de sirena.

Soneto 27. Cien años.


Soneto 27. CIEN AÑOS

Nunca tuve miedo a ser escogido
por un dios de verso corto y precario
ni tampoco aprendí el abecedario 
de la vida en cien años que he vivido.

Después de ti,... ¿qué no habré conocido?.

¡Después de ti nada será necesario
para derrotarme en este presagio
con el que nunca y siempre he combatido!.

En la estima a mis amigos extraños
se consumen los recuerdos de saga
y de luchas libertarias de antaños.

Viviré en la sombra de otros cien años.

... Y si es que el amor con amor se paga,
tendré amor eterno infinitos años.

Soneto 28. Disuelto en la quimera.




Soneto 28. DISUELTO EN LA QUIMERA

Sembré, por tu  amor, mi voz de congoja;
la regué con agua de una fuente 
seca y la segué, con tan poca suerte,
que todo en ti me indujo paradoja.

En otra tarde gris, que se deshoja,
lo dejo todo por cruzar el puente
que nos une... . ¡Quiero que tú seas fuerte
y que el espejo del agua te escoja!.

El viento me aparta y yo aquí estoy, lo sé,
perdido en un laberinto de espera
sin saber quién soy. Lejos escuché
los tambores de paz de primavera
y todo cuanto en la vida luché
se ha quedado disuelto en la quimera.

Soneto 29. El algoritmo de la vida.




Soneto 29. EL ALGORITMO DE LA VIDA

Los átomos que en tu entorno gravitan
ven las turbulencias de tu mirada
y el territorio articulado en nada
es materia oscura de los que gritan.

Las lluvias torrenciales fagocitan
a la luz del universo que, apagada,
recorre espacio y tiempo en tu mirada
por los cosmos que tanto nos excitan.

Un algoritmo de bucle complejo
dibuja con geometría variable
lo cerca que estamos del otro espejo.

La vida es como un satélite estable
que permite ver, después de lo viejo,
algo nuevo, - que es nuevo y más amable -.

Soneto 30. El piano de la periferia.


Soneto 30. EL PIANO DE LA PERIFERIA

Hay un piano, que suena en la periferia,
que retumba y detona en las paredes,
con música de sueños y placeres
que disipa el dolor y la miseria.

El pentagrama cura la difteria
de un amor que se muere por las redes
y una amistad nueva, que surge y quieres,
huye de la hipocresía y es más seria.

¡Ay, renacer de vida que renaces!.
¡En este presente del aire fresco
sabes el bien que a mi corazón le haces!.

¡Ay, melodía que en mí siempre naces!.
¡En un diluvio de notas te pesco
y en un tocar de manos me complaces!. 

Soneto 31. Empieza a mirarme con otros ojos.




Soneto 31. EMPIEZA A MIRARME CON OTROS OJOS

Empieza a mirarme con otros ojos,
- con miradas y emociones distintas -,
y podrás agotar todas tu tintas
en un mural de amor sin desalojos.

Reinicia mi eternidad sin enojos,
- como un cuadro donde nunca me pintas -,
y acógeme en las ciudades extintas
que son escombros de tiempo y despojos.

Cada beso mojado en labios dulces
es como miel melosa de jarales
y bocas con roturas de altramuces.

Sólo tú serás quien mejor endulces
estos lascivos besos de frutales
con los que, a conciencia, tú me seduces.

Soneto 32. Cinco palabras para un Soneto


Soneto 32. CINCO PALABRAS PARA UN SONETO
(En agradecimiento a todas las personas a las que he podido regalarles 
un SONETO a cambio de aportarme cinco palabras suyas)

¿Por qué nunca sabré, si llegado el día,
en un volquete de letras flotando,
si he visto el mejor verso meditando
agolpado en medio de la poesía?.

¿Por qué, en un resplandor de valentía,
en una estrella fugaz levitando,
llega un verso que viene protestando
porque no quedó escrito todavía?.

En un atardecer, sin esqueleto,
muere el sol de otro sol acribillado
en el ecosistema del soneto.

Tenaz abecedario analfabeto
que luce con el cabello anillado
en cinco palabras con que me reto.

Soneto 33. En ti no entiendo la despedida.




Soneto 33. EN TI NO ENTIENDO LA DESPEDIDA

No es posible buscarte mar adentro, 
pues la soledad se posa en las tensiones
de un corazón que eran dos corazones
y ahora, sin tu amor, me desconcentro.

No tiene sentido, si no te encuentro,
pensarte tanto y tanto sin razones.
Sin embargo, entre mis contradicciones,
no quiero que te apartes de mi centro.

Tu amistad es mi amistad conmovida
y quiero conversar contigo, amigo,
porque sabes aliviar mi alma herida.

Mi amistad es tu amistad de por vida
y debes conversar conmigo, amigo,
porque en ti no entiendo la despedida.

Soneto 34. Placer sobrevenido.




Soneto 34. PLACER SOBREVENIDO

La luna se acopa en su fase llena
y es vela que alumbra, enamorada,
al síncope de tristeza alborada
que escapa sin rastro, sin voz, sin pena.

El agua es espejo, color de trena,
bocado de boca condecorada
en el amor de un alma sosegada
que huye de la distancia y su condena.

Escribo y describo lo sucedido,
lo que no pasó, lo que está por venir,
lo que no ocurrirá - o lo ya perdido -.

El placer de escribir, sobrevenido,
es la súbita palabra y el porvenir
que, juntos, nos dan paso y colorido.

Soneto 35. Enclave de la esperanza.



Soneto 35. ENCLAVE DE LA ESPERANZA

En un frenético y rojo atardecer,
en un enclave que se entronca suave,
en un compostaje sin rumbo de ave,
o en un follaje vivo, sin envejecer.

En una tarde que arde sin padecer,
en una barca que es como una nave,
en una cabaña que en nada cabe,
o en una fogata que hace estremecer.

Con sentimientos de amor, de añoranza;
con verdad, con la paciencia impoluta;
con la tristeza,... que ya no me alcanza;
con el tiempo que viene con tardanza;
con la luz que ilumina cualquier ruta... .
¡Así de viva tengo la esperanza!.

Soneto 36. Emoticono.


Soneto 36. EMOTICONO

"¡Qué decepción tan grande me he llevado,
qué vergüenza trasnochada en abismo,
cuánta soledad presa de hipnotismo
y cuántas lágrimas he derramado!."

Repasando, sé que me he equivocado:
"estúpida decepción, fanatismo,
vergüenzas que tuvimos (surrealismo)".

Lo de antes,... ya es pretérito,... pasado.

Ahora pulso tecla en reinicio
y mando muchas cosas al carajo
para evitar, así, cualquier desquicio.

El emoticono 😍 que yo acaricio
ya sabe que el amor, que amor me trajo,
es origen de amor y amor de inicio.

Soneto 37. Entre amor y desamor.


Soneto 37. ENTRE AMOR Y DESAMOR

Entre amor y desamor, la guitarra
vino a ponerle música a tu olvido
y ahora que, de una vez, ya te has ido,
soy yo quien piensa subirse a la parra.

Este corazón nunca más se amarra
 a tanta ingratitud como has traído
y ahora, que ya sé que no me has querido,
no admitiré tu actitud de macarra.

Tengo la ilusión puesta en el futuro
y una esperanza nueva, compartida,
y un amor nuevo de fruto maduro.

¡Qué alivio al salir del túnel oscuro!.

¡Pondré rumbo y rumbo a mi nueva vida
para bailar con otro amor más puro!.

Soneto 38. Una conversación pendiente.


Soneto 38. UNA CONVERSACIÓN PENDIENTE

Esta tarta de boda nos distancia
en dos separados mundos distintos.

En este mundo tengo repugnancia.
En este otro te aguardo con instintos.
Echo de menos tu humor y elegancia.
Aquí tus valores están extintos.
Necesito verte y oler tu fragancia.
Mi vida aquí, es de muchos laberintos.

Los dos conocemos las coordenadas
y no debemos silenciarnos tanto,
sino amarnos y cruzar las miradas.

Nuestras vidas están desordenadas
y no queremos mundos de espanto,
sino amor en dos pieles enredadas.

Soneto 39. Jardín escorado.


Soneto 39. JARDÍN ESCORADO

La luz que ilumina el jardín escorado
por las flores silvestres de la bahía
es clave de bóveda y alegría
en la paz que alberga el bosque animado. 

En un mestizaje de campo sagrado,
el amor medita con gran maestría
 y el alma de cada pétalo espía
al rayo de sol que se ha adelantado.

En cada paisaje se oye un cántico.

Desinteresada solidaridad
que se nutre de energía y cuántico.

En el otro campo, el semántico,
sólo hay espacio para la honestidad
y un beso que se besa romántico.

Soneto 40. Jacuzzi.


Soneto 40. JACUZZI

A este jacuzzi, viajando en piraguas,
me has traído - con los dos ojos vendados -
y, en los poros de la piel, salpicados,
se me han filtrado salvajes naguas.

En un torbellino de mil paraguas
se han de quedar los cuerpos sosegados
y en mi leve ceguera irán hilados
nuestros besos - como las gotas de aguas -.

En el placer desnudo de tu aliento
voy remando hasta que, por fin, me quemo
con cada yema de dedo que siento.

En tu tórrida humedad me caliento
y huyo - de todo lo indigno y blasfemo -
en cada recodo roto del viento.