Soneto 123. REFUGIO SIN FRONTERAS
("Sube hasta el cielo y lo verás, qué pequeñito el mundo es".
Las fronteras son trazos gruesos perpetrados por el hombre)
Languidece el sopor en la escuálida
frontera de tantos amores perros
como pisaron los años gamberros
con indicios de salida inválida.
Por el callejón de la reválida
se excitan los últimos destierros
que fusilaron a los testaferros
en un ciclón d vida ingrávida.
El sabotaje de bolas de goma
hace deportaciones en caliente
y deja cuerpos yertos en carcoma.
La valla es un agrio velo demente
que usurpa libertad a quien se asoma
y que fustiga a la paz consecuentemente.
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