Soneto 5. EL PULSÓMETRO DE ADONIS
El pulsómetro de adonis me aleja
de la ciudad sitiada en mi presente.
Esa mirada, sublime y excelente,
se ha perdido en el fruncir de una ceja.
El imaginario de una pareja
es un reducto de flujo caliente
y en cada poro de la piel se siente
una eclosión de amor que amor coteja.
En las sábanas se dejan latentes
los impulsos de algún que otro oráculo
con matraces y alambiques ardientes.
En la pasión de grandes confidentes
sólo hay sitio para un habitáculo,
... porque otras cosas... se quedan ausentes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario